LA CIENCIA y LA FELICIDAD - Mente Filosófica

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miércoles, 4 de abril de 2007

LA CIENCIA y LA FELICIDAD


Todo empieza cuando el ser humano siente un deseo ferviente y vital de cubrir sus necesidades vitales y poder convivir con los demás, así pues se ve forzado por él mismo a establecer ciertos mecanismos que en su conjunto forman en un comienzo su incipiente cultura, cultura que con el pasar de los siglos se va respaldando en un conocimiento más sólido..

No obstante el hecho de encontrar una solución temporal a sus problemas materiales, el hombre no se siente a gusto... hay algo que falta en su vida y no le da tranquilidad. Ese algo tiene que ver con una manifestación espiritual, ese deseo inherente del ser humano por encontrar respuestas a su existencia, ese deseo por saber que rumbo debe tomar su vida.

Está claro que la ciencia expresada en la Biología por ejemplo no le ayuda a encontrar dichas respuestas, y es debido a ello que aparece con fuerza la Religión. El hombre se aferra a ella en su afán por acercarse a Dios y allí encuentra muchas respuestas a sus interrogantes. Paralelamente a ello la ciencia sigue su avance y ese progreso llega a desgastar la fe y en algunos casos con deliberada intención.

Así pues con el tiempo surgen innumerables interpretaciones de la Biblia que van cambiando las expectativas de fe de las personas........además aparece con fuerza la ciencia Moderna que ofrece a la gente un futuro esperanzador basado en el respaldo que exponen ciencias exactas como las matemáticas . Parecía como si los científicos estuvieran planteando que el avance de la ciencia sería directamente proporcional a la felicidad y realización de los anhelos de los seres humanos.

Esa fiebre por el conocimiento y desarrollo científico dura un tiempo, pero cuando algo es poco consistente llega la crisis, así pues hechos como la Revolución industrial permiten al ser humano darse cuenta que la felicidad no la puede dar el conocimiento científico, por más que aparecieran nuevas disciplinas científicas que también prometieran encontrar respuestas tales como la sociología, psicología, antropología que por supuesto no dejaban de respaldarse en las ciencias naturales en pos de conservar su status de genuinas ciencias.

Ya comienza entonces a darse cuenta el hombre que la sabiduría planteada por la ciencia no es suficiente para ser feliz, y se comienza a dar una ambivalencia pues por un lado se busca respuestas fuera de la ciencia mientras que por otro lado se está influenciado por las tendencias de la ciencia moderna que le hacen pensar que la sabiduría antigua es obsoleta.

Entonces los científicos que no pueden encontrar respuestas a la existencia, se limitan a no plantear preguntas que la ciencia no pueda responder, es decir, sólo responder lo que se puede comprobar; pero lo malo de ello es que haciendo eso se asume un error que es hacer de cuenta como si esas preguntas no existieran, como si acaso no fueran válidas cuando lo son y mucho.

Por ejemplo los científicos jamás podrán demostrar empíricamente que existe el alma, pero está claro que existe. Ese conocimiento supraracional va más allá de lo que los científicos pueden concebir por los limites que la ciencia tiene. Por todo ello la ciencia no se puede atribuir tener las claves de la felicidad basada en sus avances modernos.

Es cierto, toda la tecnología derivada de ello nos hace la vida mucho más cómoda y práctica. De hecho personalmente agradezco de las herramientas que nos proporciona la ciencia porque es por ello que en este momento puedo comunicarme con Ustedes. Pero esta claro también que la felicidad tiene que ver con un conocimiento superior, una sabiduría interna que nos acerca a Dios y a su creación: El Universo.

MARDAM

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