Cuán complicado para el joven de hoy es
sostener el equilibrio ante el natural ajetreo de sus hormonas sumado esto al
bombardeo de imágenes y estereotipos propios de esta sociedad consumista que
mediante información e imágenes ingresan sin ningún filtro al subconsciente del
chico o chica.
Esta sociedad principalmente debido a los
nefastos patrones de conducta que los medios de comunicación presentan a
diario, en programas, telenovelas, series, etc. y agregado el hecho de padres
incapaces de cumplir su función de orientadores sobre todo en el campo sexual,
han dejado al joven actual en un estado de real vulnerabilidad.
Ante tal estado de cosas al joven promedio
solo le quedan dos alternativas, ambas figurativamente hablando se podría decir
antípodas en cuanto a conducta. O bien que se aferran con vehemencia a una
presencia permanente del sexo opuesto empeñándose a una dependencia excesiva
del mismo o de lo contrario se entregan a una vida de romances fugaces en los
cuales “vivir el momento” es lo que cuenta.
En el primer caso, pensar que ese amor de
juventud es lo principal en la vida del muchacho o muchacha es una situación
que tarde o temprano podría traer consecuencias fatales pues la volubilidad en
el joven es una característica que en el algún momento aparece y obviamente la
mayoría de las veces no coincide de ambos lados. Siempre hay alguien que deja de querer primero,
y cuando ello sucede, empiezan los problemas. El otro, que idealiza las frases
románticas que un día se dieron, que se aferra a la dependencia ajena
no permite que el curso natural de las cosas se dé y allí empieza el dolor,
allí empieza la temprana depresión del joven que piensa erradamente que sin ese
chico o chica la vida no tiene sentido.
Por eso, muchas veces nos enteramos de
desgracias; de suicidios de jóvenes, jóvenes que no encuentran ni en la
sociedad ni en sus familias el consejo equilibrado que permita hacerlos
personas independientes principalmente en cuanto a sus emociones.
Vayamos al segundo caso, que es el de los jóvenes que se entregan a los
romances y placeres fugaces, que piensan que lo más importante es la diversión.
Sabemos lo que es eso, no ponerle freno a conductas desbocadas es dejar
expuesto al joven a situaciones lamentables como el consumo de drogas,
embarazos no deseados, enfermedades, etc.
Una vez más se debe llamar la atención a
los padres, de ellos depende que sus hijos vayan por la senda correcta,
comprendan a sus hijos, oriéntenlos, aprendan lo que es la empatía, Uds. padres
también fueron jóvenes, entiendan las inquietudes, los momentos difíciles del
joven, su necesidad de conocer, de sentir el apoyo, de sentirse querido.
Lamentablemente la sociedad principalmente de parte de los medios de
comunicación muestra una doble careta por la cual muchas veces se envían
mensajes altruistas y de solidaridad mientras que por otro lado fomentan con la
máxima intensidad conductas frívolas y estúpidas. De hecho, en la actualidad en
los medios televisivos muestran muchos programas para jóvenes que con el
pretexto del entretenimiento hacen gala de un exhibicionismo exacerbado, de
culto a la imagen física dejando de lado las cualidades más valiosas del ser
humano.
Por eso pensamos que la labor principal
para guiar a los jóvenes es de los padres sobre todo en esa etapa tan difícil
que es la etapa del enamoramiento. Es labor de ellos promover conductas sanas y
equilibradas enseñándoles sobre todo a los muchachos que el amor no es
dependencia y que además implica respeto y que por otro lado la verdadera
libertad no es libertinaje.
Por Mardam
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