La invulnerabilidad es el premio por deshacerse en una gran medida de los factores negativos que representan: La impresionabilidad, la susceptibilidad y la impulsividad.
Esto no significa alcanzar un nivel de frialdad que no nos permita
compartir sentimientos, claro que no. Ser un hombre o una mujer
invulnerable es importante porque permite acumular energía y reconocer
en nosotros la fuerza necesaria para realizar grandes cosas.
Procurar
la invulnerabilidad no tiene que ver con la falta de sensibilidad, de
hecho se puede ser sensible y sentir aflicción o dolor en determinadas
circunstancias, lo que ocurre es que siendo invulnerable se puede ante circunstancias complicadas ser
más resistente, soportar más, aguantar más y lo principal se puede
pensar mejor.
El ser humano que ha cultivado la invulnerabilidad
está libre de las garras del común rasero, posee una gran capacidad para
tolerar y adaptarse a las situaciones más tensas, eso se debe a su gran
energía no consumida.
Es algo cierto y no sé quién podría refutar
el hecho de que la reserva de energía del hombre o mujer invulnerable
está muy por encima de la de cualquier persona común. Ello le permite
hablar con mayor fluidez, respirar bien, tener pensamientos creadores,
alimentarse adecuadamente etc., etc., etc.
Nuestra mente es un gran
tesoro, es el regalo maravilloso que Dios nos ha dado, un procesador de
incalculable valor que debemos aprovechar para que todo lo bueno, lo
positivo venga a nosotros así como el rechazo a todo lo malo y negativo.
Debemos adorar a nuestra mente, para ello debemos identificarnos
con todo lo que tenga que ver con el bien. Cada persona debería crear su oración personal
en la que se recuerde así mismo que representamos el bien y somos lo
contrario al mal. Con eso cada quien sugestiona bien a su mente, le
demuestra afecto, le está diciendo que está dispuesta a cuidarla como el
tesoro más sublime.
Lograr la invulnerabilidad es una de las maneras
de salvaguardar mejor nuestra energía puesto que implica tolerancia y
no tomar las cosas tan en serio. Eso no significa claro, que debemos
aceptar cualquier agresión, más bien recordando y sabiendo lo
invulnerables que somos y el nivel de energía de reserva que poseemos,
estaremos mucho más tranquilos y confiados incluso a la hora que no quede más remedio que
actuar, y de seguro que el irracional que se acerca en estúpida actitud,
no tendrá más que dar media vuelta e irse pues su falta de control
mental y perplejidad le hará insoportable mantenerse en frente de la
mirada firme y serena de una persona cultivada mentalmente.
MARDAM
Muy buen artículo. Coincide con muchas posturas principalmente de la psicología humanista. Seguí así que vale la pena que haya artículos de este tipo. Seguiré recorriendo tu blog, mucha suerte.
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