¡Viva la
libertad de consumir! dicen aquellos que se han rendido ante el facilismo de
ingerir una sustancia para relajarse y sentirse bien sucumbiendo por su manifiesta
incapacidad para poder controlar su mente y lograr lo mismo en forma sana.
Muchos
profesionales, políticos, deportistas, escritores y gente de diversos niveles
socioeconómicos e intelectuales se llenan la boca hablando de la libertad, y de
una nación justa; que está bien que haya
países modernos como Holanda que permiten el uso de estas sustancias dañinas
para el cerebro.
Si alguien se
opone a la legalización o todo tipo de promoción de las drogas, nos dicen
arcaicos, ignorantes y nos llenan de adjetivos calificativos. Los que se creen más
cultos son los que más responden así, y tiene sentido pues muchas personas de
alto intelecto se drogan en nuestras sociedades y realmente sería hipócrita no
reconocerlo.
Es más, muchos
de sus logros profesionales y académicos, además de tiempos de inspiración han tenido que pasar por un momento de “relax”
fumando marihuana o inhalando polvo por las fosas nasales.
Pero así
insulten mil veces por los comentarios en contra siempre nos negaremos a una
sociedad insana que promueve el uso de las drogas utilizando como pretexto la
“libertad”.
No hay
pretextos que valgan, consumir drogas es dañino, enfermo y amoral,
si un ser humano es verdaderamente sano en su mente no necesita nada de
ello para crear éxtasis en sus sensaciones.
Lo peor de
todo es que estos promotores del consumo, muchas veces enquistados en la
sociedad civil y los medios de comunicación utilizan el tema de la libertad no
solo para justificar sus “aficiones” y “debilidades” sino que además en
absoluto piensan en el ejemplo que debe darse a la juventud.
Por ello hay
cada día más chicos dependientes y estúpidos, son imitadores de las expresiones
y conductas de estos profesionales que se creen muy inteligentes y que siempre
tienen argumentos para justificar todo lo malo, pero en realidad la cosa es muy
sencilla: Ingerir drogas es dañino para el cerebro, siempre lo fue y lo será.
En todas las
sociedades del mundo, decenas de miles de familias destruidas por suicidios,
homicidios y violaciones que pasaron por algún familiar drogadicto ratifican
que aquello es real.
El hecho que
haya algunos jóvenes o maduros profesionales que manejen bien su consumo tanto
que no se les notaria en la expresión, eso no quiere decir que estén sanos, en
algún momento ese vicio les pasará la factura.
Patética es la
imagen de estos “débiles mentales” marchando por las calles de Montevideo
reclamando libertad para poder consumir, estos adefesios no piden por mejores
servicios al gobierno, agua, salud, educación, por más trabajo digno, no, ellos
piden por tener la libertad de poder consumir su porquería.
Lo que ellos
pretenden no es libertad, eso es libertinaje, el Estado no puede gastar
recursos para mantener a una sarta de viciosos que usan poco su cerebro. Gastar
dinero en legalizar drogas sería lo mismo que gastar recursos en promover el
alcoholismo.
El Estado debe
pensar en educar, prevenir y erradicar en contra del uso de drogas para tener una población mentalmente
sana; de ninguna manera debe rebajarse a
vender drogas para promover el consumo y obtener ingresos. Es insólito y a la
vez mediocre que sea un argumento de los
promotores y gobernantes que apoyan esa idea de que con ese mismo dinero se va a rehabilitar a los adictos. ¿Qué les pasa?
En Holanda la
legalización ha demostrado que es un mito que la despenalización produzca baja
en el consumo, todo lo contrario cifras oficiales del propio gobierno holandés
revelan que en los últimos veinte años ha aumentado el consumo de alcohol,
marihuana y cocaína.
A ese mismo
camino, va Uruguay con las irresponsables medidas tomadas por el gobierno del
populachero expresidente Mujica, si el mismo al que le gusta que lo vean
tomándose su tecito de olla en bares pobres para que digan uy ¡qué humilde¡
Bien si
Uruguay que no tiene el mismo contexto de país productor como si es el caso de
Colombia y Perú, pretende ser un banco de pruebas o conejillo de Indias. A ver
pues que resultará de aquel experimento, allá ellos y su responsabilidad, así
lo hará ver la historia acerca del envilecimiento o no, de una juventud
uruguaya noble y fuerte.
La
legalización de drogas afectará el narcotráfico dicen, no mientan más, los
mafiosos no se jalarán los cabellos, ni se pondrán a cultivar papas por el
hecho que haya legalización. Más bien buscarían corromper conciencias para
crear un mercado negro.
Quien quiera
drogarse que vaya a buscar su vicio a los “mil infiernos”, el Estado no tiene
por qué pagar, ni facilitarle ni proveerles el consumo a estos adictos, el
Estado debe proveer de servicios básicos a la población, mejorar las
condiciones de vida de sus pobladores, de brindar una educación de calidad a
los jóvenes.
Se puede
discutir que por consumir ciertas cantidades se deba penalizar o no a un
vicioso, aquel verá donde lo consigue, si desea autodestruirse allá él, en todo caso. Aquí la cuestión es
que el Estado no tiene por qué ponerle la droga al alcance de la mano al adicto.
Respecto del
uso terapéutico de la Cannabis sativa aún hay mucha controversia acerca de los
efectos benéficos y secundarios que puede proporcionar Ciertamente habría casos particulares de
enfermedades graves que podrían justificar su utilización como medio para
atenuar el dolor.
Eso es hacer
seres humanos libres, dotarlos de condiciones para proteger su salud mental, eso
es un derecho así como es un deber pagar impuestos y recibir descuentos por
seguros sociales.
Finalmente
reiteramos, la “libertad” para consumir marihuana u otras sustancias, no es
libertad realmente, es puro libertinaje para crear caos en la mente, es aceptar
el vicio y la debilidad mental poniendo el riesgo el futuro sano de muchos
jóvenes y las generaciones que vendrán.
MARDAM
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