Maxwell Kant, Friedrich Nietzsche, Alfred
Bäumler, Kurt Huber, Theodor Adorno y Walter Benjamin, cada uno de estos filósofos alemanes debatieron
sobre las mismas ideas que fueron empleados para forjar los principios del
dictador alemán, Adolf Hitler.
En 1953, Habermas escribió Heidegger contra
Heidegger, un documento donde reprochaba a su profesor haber negado su
corresponsabilidad en el ascenso del dictador. Sin embargo, aunque se han
escrito centenares de libros sobre sus secuelas, no han cambiado las preguntas.
La investigadora, Yvonne Sherratt, aporta, en su libro, respuestas que ayudan a aclarar la base de la filosofía detrás de la Segunda Guerra Mundial. Por el nombre de “Los filósofos de Hitler,” publicado por Yale University Press, hace un repaso por los pensadores alrededor del nazismo, antes, durante y después de que tuviera lugar.
Filosofía en la Segunda Guerra Mundial
Entre ellos, destacan las influencias
involuntarias, adversarios y los más firmes colaboradores. “Los filósofos eran
celebridades,” comento Sherratt, “lo que hicieron, su forma de actuar y las
ideas que aportaron. Han moldeado de forma drásticas la imaginación alemana.”
Es conocida la admiración que Hitler sintió
hacia la filosofía de Nietzsche, además de la ideología que formó a partir de
las interpretaciones de Darwin, afianzándolas a su causa. Sin embargo, utilizó
las ideas de la raza, fuerza y guerra para justificar su ideal.
La auto defiende firmemente que “Hitler tuvo
el deseo de gobernar al mundo, pero no solo mediante la fuerza, sino con sus
ideas. Se representaba en su cabeza como un filósofo líder y ganó el apoyo de
muchos intelectuales de su tiempo.”
En el libro, no solo se exploran la causas que
relacionó a Hitler con los filósofos más grande de la era, sino que indaga en
los móviles que estimularon su ambición, violencia, traición y crueldad, que surgió
en el interior de la torre de marfil de Alemania.
La Doctora Sherratt plantea diversos
escenarios que corroboran las razones por las cuales filósofos como Schmitt, redactor
de la constitución legal de los nazis, y Heidegger, uno de los participantes
más fieles a la ideología, decidieron consagrar sus vidas a los nazis.
En un principio, es estimó que el ascenso de las universidades alemanas era el eje central de todo su apoyo;
sin embargo, no logran aclarar cuáles fueron los estímulos y por qué se inclinaron
hacia el racismo y la guerra.
La autora se dirigió hacia archivos
específicos, adquiriendo los datos que demuestran cómo, en la década de 1920,
el dictador alemán ayuda a los pensadores del pasado, entre ellos Nietzsche,
Darwin y Kant, en la formación de su
corpus de lectura.
Yvonne Sherratt logró revelar por qué los
filósofos de mayor prestigio se mostraron entusiastas de ayudar al bando nazi
ofreciéndose para aportarle un manto de respeto.
¿Qué ocurrió con los filósofos de la Segunda Guerra Mundial?
Muchos de ellos no lograron salir vivos
después de desmantelar la organización, otros, como Theodor Adorno y Hannah
Arendt, se vieron obligados a huir como refugiados. Sin embargo, se destaca la
capacidad de Hitler como líder y un gran influyente para adquirir el apoyo de
opositores como Kurt Huber.
La brillante obra de Los filósofos de Hitler, concluye
con los juicios de Nuremberg, explicando si algunos de los filósofos fueron
enjuiciados y si las universidades nacionales fueron purgadas de nazis en la
década de 1950.
No hay comentarios:
Publicar un comentario