La razón también es conocida como «equilibrio
emocional», no surge solo del
círculo de imposiciones a través del razonamiento, tener una hipótesis acertada
sobre cierta situación, retención o gestión de las propias emociones. Es decir, el uso de la
razón tiende a estar desconectado de dichos procesos mentales.
¿Para
qué sirve la razón?
Este proceso se da cuando es necesario recrear nuevas emociones, con la finalidad de suplantar las que se
experimenta. Por otro lado, suele ser útil para renovar viejos recuerdos con
relación a un hecho o señalar nuevos argumentos para implementarlos en una
espiral de autoafirmación emocional
creciente.
Tanto la emoción como la razón,
son elementos inseparables; pues, somos incapaces de convertirnos en individuos
libre de todo sentimiento. El equilibrio razón-emoción tiende a
garantizar el bienestar de una persona, por tanto, la enfermedad crónica o la
inmadurez pueden ocasionar un desenlace de comportamientos sensible o racionales.
¿En qué consiste el equilibrio emocional?
Cuando el equilibrio
emoción-razón no existe, surge la dependencia
emocional, y a su vez se manifiesta cierta voz, producto de la conciencia, que
no deja de atormentar a los individuos, volviéndolos incrédulos y manipulables.
Tal es el caso del que se alegra estafando y plagiando o de la persona que le
es infiel al amor de su vida.
Por tal motivo, sugiere la editorial «El País», esa fue la principal
influyente de que, Günter Gras, genio y Nobel de la literatura alemana, se
ofreció a declarar sobre su participación en la juventud de las S.S. Nazis.
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