George
Berkeley nació en 1685. Fue un
científico, filósofo y obispo de
Irlanda; forjó su reputación gracias a su impactante pensamiento orientado al estilo empirista e idealista.
Por otro lado, ganó reconocimiento por ser unos
de los filósofos más influyentes del
período moderno temprano,
convirtiéndose en un crítico de las obras de sus predecesores, principalmente
de Descartes, Locke y Malebranche.
Berkeley se volvió un metafísico importante porque decidió defender al idealismo, en otras, palabras, apoyaba
todo aquello que se podía percibir con los sentidos, exceptuando lo espiritual.
Pensamientos de Berkeley para la filosofía
El
empirismo dicta que el conocimiento proviene de la
experiencia, y George Berkeley
apoyaba que, todo lo que el ser humano pueda saber, proviene únicamente de una
experiencia sensorial.
No obstante, se debe resaltar que la doctrina de este filósofo, niega rotundamente la pertenencia de sustancia
materiales, defendiendo que la existencia de dichos efectos se produce gracias
a la percepción.
Es decir, todo aquello que se sienta con los
sentidos, tales como la dureza, dolores o colores son una idea, que no podría
existir sin antes ser percibida.
El
idealismo, también denominado inmaterialismo, apoya la idea de que
todo aquello que pueda conocer el hombre tiene fundamentalmente un origen
mental, en otras palabras, todo es producto de lo inmaterial.
Berkeley define que los materialistas están obligados a aceptar que los objetos tocados y
vistos proceden de una existencia intermitente, la cual se manifiesta cuando
son percibidos, y se vuelven parte de la nada en el instante que se dejan de
percibir.
La
nueva teoría de la visión de George Berkeley
George
B. analizó detenidamente los
argumentos que imponían los eruditos
clásicos de la óptica, sin embargo, generó varias críticas apoyando la idea
de que: No se puede ver el espacio directamente, y mucho menos se es capaz de
formarlo lógicamente empleando las distintas leyes de la óptica. Haciendo hincapié en que la distancia únicamente
se puede percibir de la misma forma en la que se presentan indirectamente las
emociones de una persona.
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